jueves, 17 de marzo de 2011

EL ALCORNOQUE, LA PIEL DE LA DEHESA.


Alcornoque.-La-Torre

Amanece un día cualquiera del mes de Julio en uno de los muchos alcornocales de Extremadura y Andalucía.
Un horizonte tiznado de verde hasta donde abarca la vista se prepara para desvestirse. Hombres rudos del campo, artesanos de un oficio ancestral, guardianes y mantenedores del alcornocal desde tiempos remotos, quitarán la piel al bosque de la dehesa con sus herramientas arcaicas y artesanas: el hacha curva y la larga vara  como cuña. La corteza, que en otros árboles no supera el milímetro, en los Alcornoques (Quercus súber) puede llegar a alcanzar los 25 cm. de espesor. Su "piel", una vez arrancada con sumo cuidado fruto de centenares de años de experiencia, es lo que llamamos vulgarmente como "corcho". De ahí que su recolecta anual se conozca como "la saca del corcho" o "la pela del alcornoque".


150 o 200 años de vida:  
El alcornoque llega a la edad adulta a los 25 años, tiempo en que se le arranca su piel adolescente, rugosa, recorrida por grietas, irregular y trabada al tronco. Sobre su roja desnudez, casi infantil, comenzará a crecer de nuevo la piel, pero habrán de pasar nueve años para recuperar su epidermis y poder efectuar una nueva saca. En el momento de la circulación de la savia, los "sacaores" ejecutan el pelado sin tocar el tronco. Con fuerza, habilidad y respeto cosen el árbol con hachas, de arriba abajo, buscan la incisión vertical y limpia que procura un corcho fino, regular y homogéneo. La escena se repetirá a lo largo de más de un siglo. A los 150 o 200 años, como un venerable anciano mimado y bien cuidado, el alcornoque envejecido muere.
Un trabajo en cadena:

Los "sacaores", haciendo uso de sus hachas curvas y varas como cuñas precisan de media hora para "pelar" el árbol. Pasan el testigo al "rajador" quien corta las corchas en tiras pequeñas que facilitan su transporte y aseguran que no se rompan mal. El "juntador" las apila y el "acarreador" las carga en las mulas o el tractor. Posteriormente, los camiones repletos de la blanda "piel" del bosque, se dirigen a las fábricas que todavía hoy resisten el triunfo de las alternativas sintéticas al corcho.


Naturalmente Corcho
La importancia de los alcornocales  como cunas de biodiversidad es de vital importancia dentro del ecosistema denominado monte mediterráneo, de ahí que ADENA (Asociación para la Defensa de la Naturaleza) haya lanzado una campaña en favor del corcho como medida de conservación de los alcornocales. Tanto los alcornocales puros como en formaciones boscosas mixtas con encinas o robles, adehesados o acompañados de especies  matorrales como cantueso, brezo, jara, olivilla, ruscus, aladierno, etc., los alcornocales forman parte de ese sustrato vegetal necesario para la vida de multitud de especies  de las distintas clases del reino animal.

 Entre ellos podemos destacar al ciervo rojo y al jabalí, codiciadas piezas de caza mayor; la culebra bastarda o la salamandra común, representando a los reptiles y anfibios mediterráneos; el ciervo volante y la mariposa nocturna gran pavón por parte de la ingente cantidad de insectos. Pero sobre todo es la comunidad ornítica la que destaca en los alcornocales: desde pequeños paseriformes como el carbonero común, el herrerillo capuchino, el agateador común, el trepador azul, pinzón vulgar, etc, hasta las grandes rapaces como la culebrera europea, buitre negro,  águila imperial ibérica o las migratorias grullas desde los lejanos fríos del norte.





La industria corchera, que desde hace varios siglos aprovecha la corteza del alcornoque para ofrecer un producto absolutamente natural  obtenido tras un proceso modelo de  sostenibilidad  por su escaso impacto medioambiental, contribuye por su interés  en la conservación de los alcornocales y de forma indirecta en la conservación de las especies anteriormente citadas ; por tanto, consumiendo productos de corcho natural estamos contribuyendo al mantenimiento de una industria sostenible y garantizando la conservación de un ecosistema del que dependen  especies animales emblemáticas del continente europeo.
Trepador-azul


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